Otra
noche más la Luna me ilumina con sus rayos. Sentado
en un rincón de este mundo, que no es el mio. El mio tiene un
nombre. Una sonrisa. Un olor.
Cuando
cierro los ojos vuelvo al Reino de Morfeo. Es
en mi sueño donde sucede. En ese reino vuelvo a besarte,
acariciarte. Pero en ambos casos, dormido o despierto, no dejo de
quererte.
Y
cuando despierto vuelvo a mirar al cielo y me pierdo en mi mismo.
Navego
entre pensamientos y recuerdos. Entre deseos e ilusiones.
Y
pierdo la noción del tiempo.
Tiempo
marcado por el latir de un corazón al ritmo de tu respiración.
Y
la luz del amanecer me hace volver.
Un
amanecer traído por tu presencia, porque
es el amanecer tu sonrisa.
Y
entonces dices mi nombre, y nada mas escucho. Me dejo llevar por tu
voz, me guio por tus ojos.
Y
aprendo a moverme entre segundos, para exprimir cada instante
contigo.
Y
eso me hace entender que no
me importa cuanto lo digas, no importa lo que creas: Una vida a tu
lado sería completa.
Y
siento una conexión entre todo. A mis ojos todo esta conectado, todo
cobra sentido.
Todo
cuanto he recorrido, todo cuanto he vivido me ha guiado hasta este
momento. Todo gesto, mirada, palabra o susurro de nuestros labios
revela un nuevo significado.
Y
me hace comprender. Me hace saber que si
tu puedes entenderme, entonces yo puedo entenderte.
Me
muestra el Destino su plan, y rechazo mirarlo. Lo miro a los ojos y
afirmo desafiante que no necesito verlo, pues si en ese plan no te
tengo a mi lado, no esta hecho ese plan para mi.
Mil
voces podrán susurrar que me rinda, mil puertas podrán cerrarse a
mi paso, y mil guerra podré librar en mi interior o contra el mundo,
pero sólo Padre Tiempo podrá mostrarme que me equivoco.
Una
vez leí que fuimos puestos en esta tierra por una razón, pero está
en nosotros encontrar cual. Siento que fui puesto para encontrarme
contigo y caminar este camino junto a ti, agarrado a tu mano y
aprendiendo a volar contigo impulsando mis alas.
Y
aunque esto acabase escrito en pedazos de papel, todas y cada una de
las palabras y sentimientos aquí plasmados permanecen a fuego dentro
de mi.
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