martes, 8 de julio de 2014

No Sabía

No sabía volar. Nací con alas y el deseo de hacerlo, pero no sabía. Y tu me enseñaste.
Por tí salté al vacío con la certeza de que me cogerías de la mano y me enseñarías a surcar los cielos.
Y eso hiciste.
Ahora no paro de volar, gracias a ti. Conseguí elevarme alto, pasando entre las estrellas, buscando en cada rincón de cada galaxia la manera de hacerte feliz.
No temo volar alto, ni chocar contra el sol, y si mis alas se derriten y caigo al vacío como Ícaro, siempre valdrá la pena, por hacerte feliz.


No sabia ni andar. Siempre tuve las ganas, pero nunca me atrevía hacerlo. Y tu me enseñaste. Y contigo aprendí, no a andar, a correr, saltar y escalar. Desde entonces corro entre bosques, salto valles y escalo montañas buscando la manera de amarte cada día más,
Y no temo caerme, no perder el aliento. Si eso sucede, tu imagen, tu recuerdo, me da fuerzas.


No sabia nadar, aunque siempre me atrajo el mar. Y tu me enseñaste. Agarraste mi mano y me llevaste contigo, y me enseñaste un mundo de maravillas. Y ahora no solo nado, busco incansable entre corales, barcos sumergidos y restos de civilizaciones perdidas, la manera de pasar toda mi vida y las siguientes contigo.


Y por eso, a pesar de que pueda resultar absurdo o inútil, cada día intento demostrar que tu y solo tu eres capaz. Sólo tu tienes el poder de hacerme volar entre estrellas. Sólo tu puedes hacerme correr atravesando desiertos, saltar atravesando ríos y escalar la cima del mundo. Sólo tu tienes el poder de hacerme surcar los siete mares a nado, de hacerme nadar entre corales y sirenas luchando con criaturas abisales. Y todo lo haría, no por ti. No porque lo seas todo. Por mi. Porque necesito que cada día sepas lo que significas para mi. Necesito demostrarlo cada día.


Pero nada de lo que diga es bastante. Porque esto son palabras. Y las palabras suelen estar vacías. Pero yo se darles significado. Ahora soy capaz de dárselo. Porque tu me enseñaste.


No hay comentarios: