lunes, 4 de mayo de 2009

Una Noche

Entre el bullicio, se acercó a ella y la abrazó. Una sonrisa dibujó su rostro cuando ella lo estrechó con fuerza. No quería soltarla, por miedo a que se fuera y lo olvidara.
Aún hoy, no sabe cómo ni porqué, pero tampoco le importa. Durante ese breve instante sintió paz.
Recuerda sus manos entrelazadas mientras recorrían juntos el camino de regreso. Un camino que no quería que acabase. Recuerda cuando la vio entrar por la puerta, separándola de su lado.
Sonríe cuando recuerda como lo miraba, como si ella pudiese leer su alma a través de sus ojos. Sonríe al recordar como jugó con su pelo, nunca sin dejar de reír.
Recuerdos de una noche en la cual el mundo casi había desparecido y creía que podría mover montañas y doblar el curso de los ríos.
Recuerda andar con sus brazos rodeándola, haciendo que desee repetir una noche más como esa, junto a ella.
Sólo espera que esa noche no sea la última vez que pueda estar en su compañía.
Espera que esa noche no sea olvidada. Espera que eso no sea un recuerdo, sino el prólogo de algo. Por muchas trabas que el mundo ponga, cree que por momentos de felicidad como ese, merece la pena levantarse tantas veces como sea tumbado.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

por fin escribes algo nuevo,no esperaba menos, ya llevabamos tiempo esperando. ¿hace una escapada a la playa el finde?

maria dijo...

En la vida hay que luchar siempre por momentos de felicidad. A veces nos acostumbramos a dejar que sólo lleguen pequeños rayos a traves de las bajadas persianas de nuestro corazón.
Aun hoy, no sabe comó ni por qué, pero tampoco importa. Quizás, quizás, quizás, nada importe.

Anónimo dijo...

A pesar de lo mal que pueda estar el mundo, sigue habiendo cosas que importan, cosas por las que luchar.

isidro dijo...

El poeta no ha muerto?
He visto personas sin brazos escribir más que tú usando los pies.

Siempre hay algo por lo que luchar. Aunque sea por no darle la razón a nadie ;-)

Charles X dijo...

Cierto es, que uno debe luchar siempre por lo que anhela. Como fin último, la felicidad.
Casi parece un puto haikku...

Un abrazo, aesir.