Pero sera Hijo de...
domingo, 26 de abril de 2015
7 A.M.
"¿Por qué nos caemos? Para aprender a levantarnos." "Te han tumbado. De ti depende levantarte." Frases que vienen a la mente cuando las cosas no son como esperas. Pero son sólo eso: frases. Son las vivencias, las cosas que importan las que realmente hacen que te levantes de la cama. Hay cosas que hacen que uno se siente delante de un ordenador a las 6 de la mañana, tras venir de la feria, mientras fuma y oye algunos temas de rock. Hay cosas que nadie admitirá que merecen la pena, pero sabes dentro de ti que no es cierto. Lo merece. Merece la pena y con creces. Oyendo la canción de Lynyrd Skynyrd "Simple Man" es inevitable darse cuenta de lo simple y básico que puedes sentirte en ocasiones. Y no puedes evitar sonreír. Porque esa simpleza te ha llevado a tropezar con esa piedra, y caer a sus pies. Y sabes que no quieres dejar de ser tan simple, tan básico. Y no importa cuanto divagues, cuanto alcohol bebas o cuanto rock oigas. Eso no importa. Y no importa que te digan "no lo merece" porque en tu fuero interno, en tu ser no es lo que sientes. Y vuelves a sonreír. Y camines por dónde camines, y la gente que te cruces no importará. Sólo Padre Tiempo sabe. Y no hay más. no importa las vueltas que des, o que intentes distraerte o perderte contigo mismo. Porque todo eso no hace que olvides, ni quieres que lo haga. Porque ves, sientes y oyes más allá. Más allá de palabras, caricias y gestos. Porque nada mas importa. Porque es como en esa escena de "La Vida secreta de Walter Mitty", y en tu cabeza aparece y aunque no canta "Space Oddity" como hacen en ella, hay algo que te impulsa, que te hace sonreír como un idiota, Y sabes que esta bien. Y si, merece a pena. No hay duda. Y lo sabes desde el primer instante. Y te pierdes en pensamientos. Pero al final todo te conduce a lo mismo. Y sólo Padre Tiempo sabe. Así que si lees esto, si alguna vez lees esto: MERECE LA PENA. NO TE CAMBIO POR NADA NI NADIE.
martes, 8 de julio de 2014
No Sabía
No
sabía volar. Nací con alas y el deseo de hacerlo, pero no sabía. Y
tu me enseñaste.
Por tí salté al vacío con la certeza de que me cogerías de la mano y me enseñarías a surcar los cielos.
Y eso hiciste.
Ahora no paro de volar, gracias a ti. Conseguí elevarme alto, pasando entre las estrellas, buscando en cada rincón de cada galaxia la manera de hacerte feliz.
No temo volar alto, ni chocar contra el sol, y si mis alas se derriten y caigo al vacío como Ícaro, siempre valdrá la pena, por hacerte feliz.
No sabia ni andar. Siempre tuve las ganas, pero nunca me atrevía hacerlo. Y tu me enseñaste. Y contigo aprendí, no a andar, a correr, saltar y escalar. Desde entonces corro entre bosques, salto valles y escalo montañas buscando la manera de amarte cada día más,
Y no temo caerme, no perder el aliento. Si eso sucede, tu imagen, tu recuerdo, me da fuerzas.
No sabia nadar, aunque siempre me atrajo el mar. Y tu me enseñaste. Agarraste mi mano y me llevaste contigo, y me enseñaste un mundo de maravillas. Y ahora no solo nado, busco incansable entre corales, barcos sumergidos y restos de civilizaciones perdidas, la manera de pasar toda mi vida y las siguientes contigo.
Y por eso, a pesar de que pueda resultar absurdo o inútil, cada día intento demostrar que tu y solo tu eres capaz. Sólo tu tienes el poder de hacerme volar entre estrellas. Sólo tu puedes hacerme correr atravesando desiertos, saltar atravesando ríos y escalar la cima del mundo. Sólo tu tienes el poder de hacerme surcar los siete mares a nado, de hacerme nadar entre corales y sirenas luchando con criaturas abisales. Y todo lo haría, no por ti. No porque lo seas todo. Por mi. Porque necesito que cada día sepas lo que significas para mi. Necesito demostrarlo cada día.
Pero nada de lo que diga es bastante. Porque esto son palabras. Y las palabras suelen estar vacías. Pero yo se darles significado. Ahora soy capaz de dárselo. Porque tu me enseñaste.
Por tí salté al vacío con la certeza de que me cogerías de la mano y me enseñarías a surcar los cielos.
Y eso hiciste.
Ahora no paro de volar, gracias a ti. Conseguí elevarme alto, pasando entre las estrellas, buscando en cada rincón de cada galaxia la manera de hacerte feliz.
No temo volar alto, ni chocar contra el sol, y si mis alas se derriten y caigo al vacío como Ícaro, siempre valdrá la pena, por hacerte feliz.
No sabia ni andar. Siempre tuve las ganas, pero nunca me atrevía hacerlo. Y tu me enseñaste. Y contigo aprendí, no a andar, a correr, saltar y escalar. Desde entonces corro entre bosques, salto valles y escalo montañas buscando la manera de amarte cada día más,
Y no temo caerme, no perder el aliento. Si eso sucede, tu imagen, tu recuerdo, me da fuerzas.
No sabia nadar, aunque siempre me atrajo el mar. Y tu me enseñaste. Agarraste mi mano y me llevaste contigo, y me enseñaste un mundo de maravillas. Y ahora no solo nado, busco incansable entre corales, barcos sumergidos y restos de civilizaciones perdidas, la manera de pasar toda mi vida y las siguientes contigo.
Y por eso, a pesar de que pueda resultar absurdo o inútil, cada día intento demostrar que tu y solo tu eres capaz. Sólo tu tienes el poder de hacerme volar entre estrellas. Sólo tu puedes hacerme correr atravesando desiertos, saltar atravesando ríos y escalar la cima del mundo. Sólo tu tienes el poder de hacerme surcar los siete mares a nado, de hacerme nadar entre corales y sirenas luchando con criaturas abisales. Y todo lo haría, no por ti. No porque lo seas todo. Por mi. Porque necesito que cada día sepas lo que significas para mi. Necesito demostrarlo cada día.
Pero nada de lo que diga es bastante. Porque esto son palabras. Y las palabras suelen estar vacías. Pero yo se darles significado. Ahora soy capaz de dárselo. Porque tu me enseñaste.
domingo, 6 de julio de 2014
Pedazos de Papel
Otra
noche más la Luna me ilumina con sus rayos. Sentado
en un rincón de este mundo, que no es el mio. El mio tiene un
nombre. Una sonrisa. Un olor.
Cuando
cierro los ojos vuelvo al Reino de Morfeo. Es
en mi sueño donde sucede. En ese reino vuelvo a besarte,
acariciarte. Pero en ambos casos, dormido o despierto, no dejo de
quererte.
Y
cuando despierto vuelvo a mirar al cielo y me pierdo en mi mismo.
Navego
entre pensamientos y recuerdos. Entre deseos e ilusiones.
Y
pierdo la noción del tiempo.
Tiempo
marcado por el latir de un corazón al ritmo de tu respiración.
Y
la luz del amanecer me hace volver.
Un
amanecer traído por tu presencia, porque
es el amanecer tu sonrisa.
Y
entonces dices mi nombre, y nada mas escucho. Me dejo llevar por tu
voz, me guio por tus ojos.
Y
aprendo a moverme entre segundos, para exprimir cada instante
contigo.
Y
eso me hace entender que no
me importa cuanto lo digas, no importa lo que creas: Una vida a tu
lado sería completa.
Y
siento una conexión entre todo. A mis ojos todo esta conectado, todo
cobra sentido.
Todo
cuanto he recorrido, todo cuanto he vivido me ha guiado hasta este
momento. Todo gesto, mirada, palabra o susurro de nuestros labios
revela un nuevo significado.
Y
me hace comprender. Me hace saber que si
tu puedes entenderme, entonces yo puedo entenderte.
Me
muestra el Destino su plan, y rechazo mirarlo. Lo miro a los ojos y
afirmo desafiante que no necesito verlo, pues si en ese plan no te
tengo a mi lado, no esta hecho ese plan para mi.
Mil
voces podrán susurrar que me rinda, mil puertas podrán cerrarse a
mi paso, y mil guerra podré librar en mi interior o contra el mundo,
pero sólo Padre Tiempo podrá mostrarme que me equivoco.
Una
vez leí que fuimos puestos en esta tierra por una razón, pero está
en nosotros encontrar cual. Siento que fui puesto para encontrarme
contigo y caminar este camino junto a ti, agarrado a tu mano y
aprendiendo a volar contigo impulsando mis alas.
Y
aunque esto acabase escrito en pedazos de papel, todas y cada una de
las palabras y sentimientos aquí plasmados permanecen a fuego dentro
de mi.
martes, 24 de junio de 2014
Dicen...
Dicen que no sé lo que busco.
Dicen que estoy loco.
Dicen que me he perdido.
Dicen que no sé lo que quiero.
Sólo los miro y sonrío.
No es lo que busco, es lo que he encontrado contigo.
No estoy loco, pero sacrificaría mi cordura por verte sonreir un día más.
No me he perdido, tengo muy claro que busco el camino que inexorablemente me lleve hacia ti.
Se lo que quiero, acostarme y levantarme cada día de mi vida siendo tu voz lo último que oiga y tus labios lo primero que pruebe.
Dicen que esto no es real, que son ensoñaciones románticas de poeta.
Dicen que exagero, que no se lo que siento.
No entienden que mi sueño eres tu, y dormido o despierto este viejo juntaletras siempre te tiene presente.
No exagero, solo siento que te pretenezco, desde que tus ojos se posaron en mí.
Dicen... les dejo decir lo que quieran. Yo se lo real que eres. Y eso me basta.
No entienden que mi sueño eres tu, y dormido o despierto este viejo juntaletras siempre te tiene presente.
No exagero, solo siento que te pretenezco, desde que tus ojos se posaron en mí.
Dicen... les dejo decir lo que quieran. Yo se lo real que eres. Y eso me basta.
sábado, 21 de junio de 2014
Quédate conmigo.
Quédate conmigo. Cuando llegue la noche, quédate conmigo.
Y cuando el gallo cante, quédate conmigo.
Y cuando lleguen las lluvias, quédate conmigo.
Y cuando estés triste, quédate conmigo.
Y desde hoy, hasta el día de mi último aliento, quédate conmigo.
Pues desde hoy, hasta el último de los días, yo sólo quiero estar contigo.
miércoles, 19 de marzo de 2014
Nanuk
Una noche, bajo la luz de la aurora boreal, Nanuk, pescando junto a su padre y su viejo abuelo, preguntó: "Padre, ¿Cómo sabias que estabas enamorado de madre?"
Su padre lo miró y dijo: "Porque sabia que quería estar con ella".
Tras esto se levantó y se marchó, dejando a Nanuk con su abuelo. Su abuelo lo miró, y le dijo: "Te voy a contar un secreto Nanuk. Cuando te levantas y acuestas, y tu primer y último pensamiento es ella; cuando quieres hacerla feliz toda la vida, y sin embargo sientes miedo de no hacerlo; cuando sientes que sólo ella comprende lo que dicen tus ojos; cuando respiras y cada aliento deja de pertencerte porque ella es su dueña; cuando sabes que contra todo pronóstico tu alma debe ser suya; cuando sientes muy dentro de ti, que puedes vivir sólo de sus besos, sus caricias y su risa; cuando sabes que la tocarías aunque quemase, la besarías aunque murieses y la mirarías aunque quedases ciego, entonces sabes que estas enamorado"
Su padre lo miró y dijo: "Porque sabia que quería estar con ella".
Tras esto se levantó y se marchó, dejando a Nanuk con su abuelo. Su abuelo lo miró, y le dijo: "Te voy a contar un secreto Nanuk. Cuando te levantas y acuestas, y tu primer y último pensamiento es ella; cuando quieres hacerla feliz toda la vida, y sin embargo sientes miedo de no hacerlo; cuando sientes que sólo ella comprende lo que dicen tus ojos; cuando respiras y cada aliento deja de pertencerte porque ella es su dueña; cuando sabes que contra todo pronóstico tu alma debe ser suya; cuando sientes muy dentro de ti, que puedes vivir sólo de sus besos, sus caricias y su risa; cuando sabes que la tocarías aunque quemase, la besarías aunque murieses y la mirarías aunque quedases ciego, entonces sabes que estas enamorado"
lunes, 9 de diciembre de 2013
Carta al Olvido
Con los ojos empañados vuelvo a iniciar la marcha, nuevamente camino solo.
Sólo puedo recordar como era estar con ella. A todas horas.
No recuerdo sólo sus labios y sus besos, rodearla con mis brazos y sentir
nuestras almas juntas.
Recuerdo sus ojos brillar al decirme "te quiero", su sonrisa al mirarme,
el sonido de su voz al decir mi nombre.
Pero debo decir adiós.
Mi cabeza sabe que debo romper con todo, borrar esa parte de mi. Pero mi
corazón no puede, pues sabe que lo que siente, pocas veces ocurre.
Mi cerebro grita "¡¡vete!!" y mi corazón clama su nombre.
La razón me dice "todo esta perdido" y el alma me dice "todo saldrá bien".
Quiero creerlo. Quiero sentir que es cierto, pero temo tener esperanza,
aunque también temo perderla.
Busco mantener mi cabeza ocupada, pero todo me lleva a ella. Miro a mi
alrededor y todo me recuerda que ella lo fue todo, que aún lo es.
No niego que el amor puede volver, pero no uno como éste.
Uno que he sentido tan puro y verdadero. Uno nacido de mi sueño mas
ansiado. Uno que me hace soñar con ella, dormido o despierto. Uno que
puede arrastrarme a la más feroz de las locuras, y sin embargo siempre me
trae una sonrisa al recordar cuanto la amo.
Pero debo decir adiós.
Debo despedirme para que rehaga su vida, aún sin mi.
Estaré en su vida, y no deseo apartarla, desoyendo los consejos de la
lógica y de aquellos que me rodean.
Se que será duro, pero debo hacerlo.
Tanto la amo, que prefiero verla sabiendo que no será parte de mi vida
como quiero, como deseo, a sentir el vacío que su ausencia total
provocaría en mi ser.
Prefiero cargar con mis males y los suyos a perderla. Prefiero sentir como
me exprimen el corazón a olvidarla. Si la olvido, olvido una parte de mí.
Una parte importante. Unas parte poderosa.
Ella me calmaba cuando la ira me poseía. Ella me hacía volar entre
estrellas. Ella me hacía sentir mejor persona. Y aunque hable en pasado,
aún lo hace.
Una parte de mi sabe que debo dejarlo atrás y seguir adelante. La otra, la
que reside en mí, me dicta que siga, pero siempre teniendo presente que la
amo, y suplicando que no deje de amarla. No consigo suprimir de mi mente,
y mi corazón, ese pequeño atisbo de esperanza, la voz de mi alma diciendo
de nuevo "todo saldrá bien".
Y aún ahora, sabiendo que cómo Prometeo, cada día deberé soportar ese
dolor, deseo estar a su lado. Pues mil vidas viviría, pero sin ella, mil
veces moriría.
Nada de esto cambia nada, pues nunca estará conmigo. Nunca volveré a
besarla y a perderme en sus ojos. A pesar de que repita hasta la saciedad
"nunca digas nunca", en mi interior, se que nunca pasará.
Por ello, para que siga su camino, debo decir adiós.
Y aunque sólo sea un adiós para ella, aunque yo no diga adiós a este sentimiento que me ha dado y me da vida, debo decirlo.
Adiós.
Sólo puedo recordar como era estar con ella. A todas horas.
No recuerdo sólo sus labios y sus besos, rodearla con mis brazos y sentir
nuestras almas juntas.
Recuerdo sus ojos brillar al decirme "te quiero", su sonrisa al mirarme,
el sonido de su voz al decir mi nombre.
Pero debo decir adiós.
Mi cabeza sabe que debo romper con todo, borrar esa parte de mi. Pero mi
corazón no puede, pues sabe que lo que siente, pocas veces ocurre.
Mi cerebro grita "¡¡vete!!" y mi corazón clama su nombre.
La razón me dice "todo esta perdido" y el alma me dice "todo saldrá bien".
Quiero creerlo. Quiero sentir que es cierto, pero temo tener esperanza,
aunque también temo perderla.
Busco mantener mi cabeza ocupada, pero todo me lleva a ella. Miro a mi
alrededor y todo me recuerda que ella lo fue todo, que aún lo es.
No niego que el amor puede volver, pero no uno como éste.
Uno que he sentido tan puro y verdadero. Uno nacido de mi sueño mas
ansiado. Uno que me hace soñar con ella, dormido o despierto. Uno que
puede arrastrarme a la más feroz de las locuras, y sin embargo siempre me
trae una sonrisa al recordar cuanto la amo.
Pero debo decir adiós.
Debo despedirme para que rehaga su vida, aún sin mi.
Estaré en su vida, y no deseo apartarla, desoyendo los consejos de la
lógica y de aquellos que me rodean.
Se que será duro, pero debo hacerlo.
Tanto la amo, que prefiero verla sabiendo que no será parte de mi vida
como quiero, como deseo, a sentir el vacío que su ausencia total
provocaría en mi ser.
Prefiero cargar con mis males y los suyos a perderla. Prefiero sentir como
me exprimen el corazón a olvidarla. Si la olvido, olvido una parte de mí.
Una parte importante. Unas parte poderosa.
Ella me calmaba cuando la ira me poseía. Ella me hacía volar entre
estrellas. Ella me hacía sentir mejor persona. Y aunque hable en pasado,
aún lo hace.
Una parte de mi sabe que debo dejarlo atrás y seguir adelante. La otra, la
que reside en mí, me dicta que siga, pero siempre teniendo presente que la
amo, y suplicando que no deje de amarla. No consigo suprimir de mi mente,
y mi corazón, ese pequeño atisbo de esperanza, la voz de mi alma diciendo
de nuevo "todo saldrá bien".
Y aún ahora, sabiendo que cómo Prometeo, cada día deberé soportar ese
dolor, deseo estar a su lado. Pues mil vidas viviría, pero sin ella, mil
veces moriría.
Nada de esto cambia nada, pues nunca estará conmigo. Nunca volveré a
besarla y a perderme en sus ojos. A pesar de que repita hasta la saciedad
"nunca digas nunca", en mi interior, se que nunca pasará.
Por ello, para que siga su camino, debo decir adiós.
Y aunque sólo sea un adiós para ella, aunque yo no diga adiós a este sentimiento que me ha dado y me da vida, debo decirlo.
Adiós.
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