Alzaste la vista, dejando que tu ojos se posaran en los míos e hipnotizandome al instante.
Rogué al tiempo que transcurriera con presurosa lentitud, permitiendome dibujar tu rostro en mi mente, para poder verlo cada vez que cierro los ojos.
Cien veces tu nombre suena en mi cabeza.
Causa de alegrias y belleza.
Dama de
Que tu voz sea la primera y ultima melodía que oiga mi espiritu.